DEPRESIÓN: Anécdotas y experiencia

Como les he mencionado en reiteradas ocasiones, mi experiencia laboral se remonta principalmente al campo clínico y educativo de la psicología, aunque todavía tengo mucho camino por recorrer, el que he caminado hasta ahora me ha permitido recopilar algunos casos muy particulares que, de alguna u otra forma, dejan muchas enseñanzas y aprendizaje, bien sea por la complejidad del caso que te obliga a estudiar o por lo profundo de las heridas generadas en estas personas causa de sus psicopatología y o situaciones personales que complicaron su vida en cierto punto.

Hoy quiero relatarles un par de historias y casos de pacientes quienes llamaron mi atención y de alguna forma me obligaron a sacar lo mejor de mí como psicólogo buscando su bienestar:

El primer caso lo recuerdo muy bien, una joven de 22 años de edad, sin embargo, su llegada a consulta fue muy particular, ya que en mi agenda aparecía otro nombre, por lo que pase a buscarla y se trataba de su prima, quien pidió una cita y le pidió el favor a esta joven que la acompañara, realmente buscando una atención para ella, ya que ella no deseaba iniciar ningún tipo de proceso… Ética y deontológicamente esto rompe todos los procedimientos que debemos realizar, sin embargo, decidí dar una oportunidad a la apertura de la paciente, quien finalmente aceptó entrar a consulta y, después de firmar el consentimiento informado, se dio inicio a la primer sesión. Es curioso cómo se desenvolvió todo ya que una vez termine de hacer el encuadre, la paciente empieza a llorar desconsoladamente, allí me di cuenta que la situación era muy compleja, el perfil de la paciente es más o menos el siguiente: Mujer de 22 años, soltera, con trabajo estable, postgrado, vivienda propia y sin responsabilidades económicas importantes, sin embargo, estaba cruzando por un episodio depresivo mayor grave a raíz de vivencias familiares que le obligaron a tomar la decisión de dejar a sus padres en su pueblo natal, por lo que hizo su vida en la ciudad y aquí esta ahora, pero tiene una culpa tan grande que no ha logrado quitarse de encima… 

«Si conocemos a alguien con depresión no dudemos en hablarle y en acompañarle, muchas veces las personas con este diagnóstico se alejan para no molestar a los demás, por lo que una pequeña charla puede hacer la diferencia en el día de es persona.»

Ahora el segundo caso,  paciente mujer de 38 años quien refiere como motivo de consulta: ”creo que estoy deprimida porque siento un vacío en el pecho”, su perfil es más o menos el siguiente, mujer de 38 años con pareja, vive con su madre y su hermana mayor, con postgrado y trabajo estable sin responsabilidades económicas importantes. Su sintomatología viene de dificultades con su pareja lo cual le genera “muchos celos” porque es muy tranquilo, por lo que parece no importarle la relación… por lo tanto, piensa que está deprimida al actuar con ira en algunos momentos. Definitivamente no era depresión y el tratamiento se deriva hacia los pensamientos irracionales y su pareja actual, con quien definitivamente había desarrollado un apego patológico y una dependencia emocional importante.

Ambos casos son muy particulares y dignos de tratamiento clínico, casos que muchos de mis colegas desearían tener también en consulta por su complejidad, sin embargo, los motivos de consulta y las manifestaciones son diferentes. 

«La depresión es un tema al cual debemos prestarle especial atención y dejar de aconsejar que ”le pongan ganas”, ya que va más allá de un simple estado emocional y de una simple motivación.»

Al yo exponerles estos dos casos de forma muy superficial, deseo mostrarles en el primero, como la depresión puede llegar a ser tan compleja, que a pesar de tener una vida socialmente aceptable, tienes algo que te atormenta y no te deja avanzar con tranquilidad, en el segundo, podemos observar como la palabra “depresión” a pasado a ser parte de nuestro lenguaje, siendo introyectada e implementada en momentos no debidos o sin un contexto claro de la misma. Esto no es malo, pero es necesario que ayudemos a educar a la sociedad.

La depresión es un tema al cual debemos prestarle especial atención y dejar de aconsejar que ”le pongan ganas”, ya que va más allá de un simple estado emocional y de una simple motivación. Si conocemos a alguien con depresión no dudemos en hablarle y en acompañarle, muchas veces las personas con este diagnóstico se alejan para no molestar a los demás, por lo que una pequeña charla puede hacer la diferencia en el día de es persona.

También es recomendable buscar ayuda profesional, en nuestra página web y redes sociales puedes encontrar más información sobre nuestro contacto.

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